lunes, 10 de septiembre de 2007

La Guerra de los Huecos

Esto comienza así: voy en mi carro, en una de tantas calles caraqueñas. Fuera de eternas horas pico. Un rally en momentos de poco tráfico esquivando carros, motos, transeúntes, objetos no identificados y los huecos que nunca pueden faltar. De hecho por ahí va la cosa... un hueco de estos tantos miles, es el que da inicio a mi historia, fantástica y casi irreal por aquello de los "momentos de poco tráfico" en esta ciudad multinombrada y caótica.

Faltan pocos minutos para llegar a mi edificio, acabo de dejar a la mujer más hermosa en su casa después de una increíble cena y un… aún más inolvidable postre (si entienden a que me refiero)… es cerca de media noche, y de repente, al dar vuelta en una esquina aparecen como una lluvia de asteroides cóncavos salidos de la vieja saga de Star Wars ante mi, un ataque de agujeros asesinos postrados en el pavimento, con sus fauces abiertas, hambrientas de goma de las llantas. Me espera mi fatal destino, es muy tarde para echar atrás y a decir verdad, ya por mucho tiempo he sido un cobarde. Fruncido el ceño, ojos entre cerrados (mirada de Clint Eastwood) ¡como les apetecen mis Good Year!

Rápidamente aprieto el acelerador, subo el volumen del radio reproductor, me ajusto el cinturón de seguridad, y como guerrero espartano, temerario y ávido de acción, voy al encuentro de los mencionados adversarios sinuosos. Pasan no más de dos cuadras para darme cuenta que estoy en infinita minoría ante semejante batallón. Mis maniobras con el timón… ¿dije timón? con el volante resultan insuficientes, mis reflejos… muy afinados a pesar de una noche relajada, de comida, vinos y sabanas enredadas, se ven mermados por las estrategias del enemigo, que ha situado a sus tropas en el campo de batalla de manera magistral. Nadie puede eludir semejante formación; la de los “guerreros huecos”. Apenas comienza la batalla y ya sufro mi primera baja. En un acto desesperado por evadir una alcantarilla sin tapa mi caucho derecho delantero cae sin más remedio en uno de los colosos, el impacto le duele tanto a él como a mi, siento que me vibra la cabeza, la mandíbula se me cierra de un trancazo y su dolor me duele a mi. Rápidamente bajo la velocidad y el volumen del equipo… para mi alivio, no siento ni el temblor en el volante que produce un soldado de hule caído, ni se oyen los terribles suspiros de un soldado cuando va exhalando sus últimos aires… solo su escudo se partió por la mitad y salió disparado. Alcanzo a ver la taza quebrantada rodando con un zarandeo propio de un borracho que va a parar irremediablemente en la acera. ¡Comandante, tenemos que tomar acción evasiva!... Grita el General Prudencia. Tiene razón, si sigo así iré directo a la derrota, a la luz intermitente y al gato hidráulico.

Pronto surge un cruce a mano derecha (estamos salvados), entro en una calle que para más alivio es más amplia e iluminada, la sensación de victoria honrosa me embarga. Ya ante mí solo quedan unos cuantos enemigos rezagados, y para su desgracia, no solo están iluminados por los faros de este nuevo campo de batalla, sino que también, las misteriosas criaturas sin rostro de la Alcaldía, unos seres que no se sabe si son ayuda o desgracia los han detectado, colocándolos en un círculo amarillo de pintura e identificándolos con un número (P.5) que no significa otra cosa que su sentencia de muerte… Pronto serán exterminados, sellados, tapiados por el asfalto.

No obstante, si este fuera el fin de mi historia, simplemente no sería digna de ser contada, aquí es donde la trama da un vuelco inesperado, y no precisamente por la irrupción de otro batallón impensado, o la ya trillada comparación de David y Goliat, al insertar al relato un Leviatán con estómago sin fondo de dimensiones mitológicas dispuesto a devorar al Caballo de Troya con todo mi régimen incluido… ¡No! Eso tampoco sería digno de narrar.

Mi historia se torna interesante a continuación cuando, embriagado de triunfo, relajo mis sentidos y sigo avanzando a mi casa como el rey que vuelve a su feudo después de las cruzadas. Me distraigo un momento y dirijo mi atención a uno de estos agujeros enjaulados, cercado por el círculo amarillo. Noto que se acerca a mi solo porque yo avanzo a él, casi inofensivo por el hecho de ser identificado y etiquetado con colores brillantes, observo que a sus dos costados hay dos franjas que parten desde el círculo amarillo que lo rodea. No es más que el efecto que hicieron los cauchos de otros conductores, que al pasar por la raya amarilla con pintura aún fresca arrastraron unos cuantos metros el tinte. Pero lo que me llama la atención es que las dos franjas se unen en un punto, me detengo, y en ese momento ¡me llega! Mi revelación… a pesar de que yo nunca haya creído en iluminaciones celestiales, epifanías, momentos de divinos mensajes, contundentes verdades que se revelan por medio de señales… ¡bah!

Pero ahí estaba, la unión de esos dos vectores amarillos que partían de ambos lados del agujero abatido y creaban una flecha, un camino a seguir, un punto de partida que me indicaba que dirección tomar para continuar mi lucha, lo sabía, mi destino era combatir a las oscuras fuerzas de erosión que producen al temible hueco de la calle. Saldría de caracas, atravesaría montañas, mares, pisaría nuevos continentes, me llenaría de gloria al enfrentar a cuanto desconocido agujero hambriento osara toparse con mi leyenda. Me olvidaría de mi gente, de mi bella, de mi castillo, de mi Caballo de Troya, pasaría por fin a la inmortalidad, años de travesía, aventuras incontables, las canciones y poemas con mi nombre, rivales legendarios, las mujeres, las riquezas, el vino!... ¡la eternidad!...

Blip… … Blip… … Blip… … Blip… … Blip… …

Siempre dije que mi imaginación me iba a terminar matando, nunca más vuelvo a soñar despierto, ¡lo juro!

Cuando desperté el doctor de la sala de emergencias me contó que la señora que me atropelló no pudo reaccionar a tiempo; que al cruzar por la calle que la lleva a su casa vio a una persona parada hablándole a un hueco, con la mirada perdida y sonriendo como loco, con su carro estacionado en medio de la calle en dirección contraria. No pudo frenar a tiempo y las piernas quedaron emparedadas entre las trompas de ambos carros.

Pasarán 3 meses hasta que vuelva a caminar, pero lo juro, no vuelvo a soñar despierto mientras manejo.

12 comentarios:

Paul dijo...

Excelso hijo mio... Toda una obra de arte de metaforas y similes... Digno de ser linkeado...

Ahorra correreis por las vias esquivando troneras que no son solo huecos... Son portales misticos que te llevan a otra realidad

Keep Blogging My Son!

José E. Teixeira dijo...

Congrats!! excelente inicio en el mundo del bloggeo.

Eso sí, deja de escuchar reggaeton mientras manejas, eso es lo que te hace alucinar!

Anónimo dijo...

Ro!
Muy bueno tu blog. Ahora cuando pase en frente de cualquier "lluvia de asteroides concavos" que conseguimos a diario me acordaré de tu blog!
Saludos Bro!

Anónimo dijo...

Ro!!!
Se perfectamente la Zona o el Conocido Municipio llamado Municipio del Olvido, un mismo alcalde en dos periodos y nunca ha tapado un hueco de esa concurrida zona caraqueña. Simplemente un Inepto!!!
Me senti totalmente identificado con tu historia (La vivo a Diario).

PD: Un Dato los que pintan de color amarillo los huecos, no son de ese alcaldia para luego taparlos, Son personas como tu y yo que no soportan mas la situacion y se dedican a pintar los huecos, como pidiendo ayuda.Estas personas les gusta mucho precisamente el color amarillo.

Que pasara si el pais fuese amarillo y no Rojo!!!

No quiero politizar tan buena obra de libertad de Expresion... pero ese es la vida que vivimos.

Exitos con el Blog... cualquier duda avisame y te explico, es bien Interesante

Leonardo Suárez dijo...

Ro, me alegra q estes escribiendo otra vez. Buen comienzo, estare pediente de nuevos relatos

Saludos

Cyrus dijo...

Primo, aunque no lo creas aca en el norte extraniamos los huecos - te mantiene despierto... es como jugar atari

Anónimo dijo...

Muy buen escrito ro! me lo tripié q jode! sigue escribiendo.

Raynier

iLi dijo...

me atrapaste desde el comienzo hasta el final!! mucho talento histriónico.. me gustan tus influencias clásicas.. tienes un sindrome de Quijote.. increible.. me gusta.. buen trabajo.. YOU'RE LINKED!!

Unknown dijo...

Mi Ro querido.....Hijo de gato caza raton?.... Ojala continuen los escritos, este en particular me encanto, tienes un "Don" maravilloso, que Dios te bendiga,
Marianella.

Anónimo dijo...

Hey churro aca te dejo el comentario porque al fiiiiiin tuve chance de leer el escrito! te felicito! un final algo inesperado! me mantuviste en suspenso hasta q terminó, suerte y sigue escribiendo!

Dama.

Anónimo dijo...

Full original!!! y para un tema tannnn cotidiano para toooodos los caraqueños! By the way, me encantan tus finales! jajajaj

Rosaly Graterol dijo...

Creo q seguir alabandote seria redundar... seria seguir cayendo en los mismos huecos q mencionas en tu elokuente historia de una ciudad semi-asfaltada y en el olvido! CREO Q ESTO ESTA MAS ACORDE Y simplifica todo: Caracas.. ciudad Hermooosaa!! Tuuu, Eeeres, BELLA CARACAS LA CUNA del LIBERTADOORR uOOOHHUOOHH(8)! xD
tu si ees bello la cancion es una metafora!